martes, 11 de enero de 2011

Cuando

Cuando el día concreto lejos de ser lo de menos resultar ser todo contrario, cuando la lluvia ya no da igual y cuando el frío es realmente frío. Cuando pedir perdón, la brisa de todos los días, es tan absurdo como no pedirlo. Cuando empiezas a pensar que lo irreal es más que lo real porque lo real ni siquiera es. Cuando lo que es preferirías que no fuera y lo que fue ya nunca será. Cuando el tiempo no es un aliado ni un enemigo ni un espectador ni un purgante ni una medicina porque directamente no tiene nada que decir.

Cuando viajar en metro es una bendición porque viajar, de verdad, es una quimera. Incluso con la imaginación. Cuando el mundo es un sitio pequeño y asfixiante en el que es imposible estar solo a pesar de que en definitiva siempre lo estás. Cuando ser ignorado es un escalafón superior que se convierte en el objetivo de año nuevo. Cuando el cerebro es el único músculo que trabaja pero casi sería mejor que no lo hiciera y cuando el resto de tus músculos están literalmente agotados en el momento justo en el que se supone van a disparar el pistoletazo de salida.

Cuando tener sueño es una forma de vida y dormir una leyenda transmitida de boca en boca. Cuando las estadísticas estúpidas son el refugio del guerrero, los lamentos en el eter un crucifijo al que agarrarse y las listas de éxitos el basurero del talento. Cuando tu círculo cercano te utiliza gratuitamente para tapar grietas pero jamás te dirán ni siquiera que eres bueno haciendo eso. Cuando las promesas son más falsas que la risa y las falsas promesas cotizan en paridad con los apretones de manos.

¿Qué hacer?

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