martes, 7 de septiembre de 2010

Hombres grises

El cielo estaba completamente gris pero no hacía frío. El paseo era agradable. Los cascos especiales para el ipod me separaban del mundo aislándome en mi propio caldo de cultivo y eso me gustaba. Era pronto… o tarde, no lo sé, pero por alguna razón estaba paseando por una furiosa ciudad anónima, la de siempre, plagada de tipos anónimos como yo.

Miraba a mí alrededor viendo humanos simples y vulgares que deambulaban a toda velocidad para cumplir con las etapas que les tocaba cumplir en la vida. Todos iguales. Todos las mismas. Tipos grises que como los señores grises robaban el tiempo de los demás para malgastar el suyo. Me alegré de llevar el ipod para no escucharles y sentirme diferente. Subí la música hasta hacerme daño en los tímpanos. Sonaba la banda sonora de “Lost in Traslation”.

Sentado en un banco cualquiera me quedé embobado viendo como una bolsa de plástico flotaba en el aire mecida por el viento. Me acordé de que eso ya lo había visto hacer en una película de esas que creo que ser el único que entiende pero me dio igual. Me recreé en su belleza mientras mi mente se iba de cabeza hacia profundos pensamientos sobre la vida, la sociedad, la amistad, el arte…

Noté la vibración del móvil. Debía llevar sonando un rato porque las primeras palabras que salieron al otro lado componían una pregunta retórica que lo dejaba claro: “¿estás gilipollas?”.

La niña tenía fiebre. No había apiretal. Se acabaron los novillos. Apagué el ipod. Se acabo la película.

Me abroché mi abrigo gris y salí andando como los demás.

0 comentarios: